sábado, 5 de diciembre de 2015

CASO 2. LAS CONDUCTAS DISRUPTIVAS EN UN CENTRO DE MENORES DE INSERCIÓN LABORAL.








1. INTRODUCCIÓN.
Este caso se sitúa en el Área de atención a menores, ámbito de programas y medidas de orientación y apoyo socioeducativo y laboral dirigidos a la integración social, el contexto se sitúa en los programas de formación profesional dirigido a jóvenes  en conflicto con la justicia dentro del centro de Inserción-Laboral de la localidad de Purchena en Almería.

Para la presentación y  resolución del  caso práctico, se establece el siguiente esquema:

· Planteamiento del caso.
· Propuesta de Solución.
· Recursos.

2. PLANTEAMIENTO DEL CASO.

El caso se sitúa en el centro de menores de Inserción-Laboral de Purchena una localidad al norte dela provincia de Almería. Como cada día los educadores que están a cargo del grupo de jóvenes del programa de Orientación e Inserción Sociolaboral Agrícola, recogen a los jóvenes para trasladarlos a la finca donde están llevando a cabo la actividad laboral. Said, un menor de 17 años procedente de Sevilla y esa mañana le comenta al educador que no quiere ir a trabajar, los educadores le trasladan al menor  que el director será informado de su conducta por su actitud de no participar, dejándolo a cargo de otro educador y marchándose con los demás menores. Al día siguiente otros dos menores se suman a la actitud que el día anterior había protagonizado Said. Uno de los educadores con una actitud de preocupación que es percibida por los propios menores, se dirige a dirección, planteándole que la actitud de los menores no se puede permitir y que deben de tomar las  medidas necesarias, para la reconducción de los menores.

Desde la dirección y ante los hechos producidos, deciden tomar medidas en el problema, delegando en el Educador Social como profesional,  que actué  en solucionar el problema con los menores, planteándole también como directrices el  hablar con el educador de forma individual para cambiar su actitud y de manera generalizada mantener reuniones con los demás educadores.


3. PROPUESTA DE SOLUCIÓN.

3.1. ¿Qué tipo de necesidades se detectan según el caso propuesto?
3.2. ¿Qué podemos hacer ante este tipo de situaciones?
3.3. ¿Cómo actuaría ante la conducta del menor y la conducta del educador?
3.4. ¿Qué elementos  y competencias debe tener presentes el educador social en las reuniones de trabajo con los educadores?
3.5. ¿Qué medios, técnicas y recursos utilizaría para el caso?

Como señala García (2010) “La gran mayoría de las leyes autonómicas de protección de menores ofrecen atención a los menores en conflicto social, con conductas inadaptadas o disruptivas. La ambigüedad del concepto permite entender incluidos en esta definición a menores con trastornos psíquicos, por cuanto que algunos de este tipo de desórdenes provocan anomalías en el comportamiento social

3.1. ¿Qué tipo de necesidades se detectan según el caso propuesto?

En el caso de este menor y muchos otros,  los menores proceden de otros países que se caracterizan en algunos casos, por haber viajado a España de forma irregular, menores no acompañados y que no cuentan con referentes familiares en su vida cotidiana, que tienen problemas de documentación. Sus necesidades  se engloban en la reeducación y reinserción, dado que la gran mayoría de casos se debe a su estilo de vida, con  sentimiento de desarraigo notable y una dificultad evidente para integrarse en una nueva sociedad, en una cultura distinta, sin los apoyos necesarios. Menores procedentes de familias desestructuradas donde no ha habido una apego familiar que guie las conductas de los mismos, falta de desarrollo de su autoestima, autorregulación, control de las emociones, educación en valores y habilidades sociales en la integración social. Muchos de estos casos de los menores del centro presentan un rol con fuerte carácter y entereza, pero cualquier problema que les afecte emocionalmente se derrumba.

Gómez y Rodríguez (2010) sobre el perfil de menores infractores se encuentran diferentes tipos de carencias y niveles de intensidad según los casos:

Escolares o académicos.  Son menores que, o bien no han tenido la oportunidad de recibir formación escolar (por cuestiones culturales, políticas o sociales) como es el caso de parte de los menores extranjeros, o bien, han protagonizado un grado elevado de absentismo escolar.

Intelectuales.  Nos encontramos con menores que con frecuencia presentan déficit de atención, falta de capacidad para la concentración, que son pocos o nada perseverantes.

Afectivas. Una mayoría importante pertenece a núcleos familiares disfuncionales, han podido sufrir maltrato físico o psicológico, abandono por alguno o ambos progenitores

Sociales. Son menores procedentes, en muchos casos, de ámbitos donde se impone e interioriza un estilo de vida escasamente pro social. Los hijos de familias inmigrantes sufren un gran cambio cultural al que le cuesta adaptarse.

Culturales. Estos menores, con cierta frecuencia, pertenecen a culturas diferentes a las admitidas mayoritariamente por la sociedad, con usos y costumbres no asumidos por la comunidad en general y que no participan en la cultura dominante

Laborales. Los grupos sociales y familiares donde se desenvuelven estos menores sufren un alto nivel de inactividad laboral. Suelen darse casos en los que las actividades que realizan para conseguir ingresos económicos son de carácter marginal y, en ocasiones, ilegales.


En el caso del educador, se detecta una necesidad de autorregulación y control de los impulsos, y desarrollo de habilidades sociales como es el caso de la empatía, de entender que le puede estar sucediendo al menor en su conducta de no querer participar en las actividades. También se detecta falta de formación en resolución de conflictos y técnicas de negociación, así como información sobre los procedimientos y normas de convivencia del centro. Por ejemplo el hecho de dirigirse directamente a la dirección en lugar de haberse dirigido a su coordinador de equipo por medio de un informe para trasmitirle la actitud del menor.


3.2. ¿Qué podemos hacer ante este tipo de situaciones?

Gómez y Rodríguez (2010) en  su manual sobre el  programa central de tratamiento reeducativo y terapéutico para menores infractores, citan la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, de Responsabilidad Penal de los Menores y demás normas vigentes que encuentra reflejada en los siguientes principios inspiradores para la ejecución de las medidas judiciales:

  • El superior interés del menor.
  • El respecto al libre desarrollo de la personalidad del menor.
  • La información de los derechos que les corresponden y a la asistencia necesaria para poder ejercerlos.
  • La aplicación de programas fundamentalmente educativos que fomenten el sentido de la responsabilidad y el respeto de los derechos y libertades de los otros.
  • La adecuación de las actuaciones a la edad, personalidad y circunstancias personales y sociales de los menores.
  • La prioridad de las actuaciones en el propio entorno familiar y social, siempre que no se perjudicial para el interés del menor. Utilización preferente de los recursos normalizados del ámbito comunitario.
  • El fomento de la colaboración de los padres, tutores o representantes legales.
  • El carácter preferentemente interdisciplinar en la toma de decisiones.
  • La confidencialidad y la ausencia de injerencias innecesarias.
  • La coordinación de actuaciones y la colaboración con otros organismos.

En esta situación, es necesaria una intervención del educador social bajo estos principios, sobre todo en el superior interés del menor, el respecto al libre desarrollo de la personalidad del menor y la adecuación de las actuaciones a la edad, personalidad y circunstancias personales.

La actuación debe ir dirigida a facilitar el cambio de conducta tanto del menor como de los educadores, desde un equipo de trabajo cuyas fases pasan por en primer lugar tratar de analizar el problema, recogiendo toda la información posible, realizar un diagnóstico y llevar a cabo actuaciones concretas y evaluación de los resultados.

Para ello, el educador social llevará a cabo entrevistas con el resto del equipo (Psicólogo, Tutor del Menor y Educadores) dirigidas a identificar el problema y definirlo. Del mismo modo, debe lograr establecer metas de cambio conductual en los educadores que ayuden a diseñar un plan de intervención; así como, evaluar el problema para determinar el logro de los objetivos.

El modelo para trabajar en grupo será el asesoramiento colaborativo, como señala Miguel y Pérez (2005). Sobre la noción de asesoramiento colaborativo se plantea para colaborar para alcanzar una meta compartida a través de ciertos medios o acciones de forma coordinada, para entender entre todos las dificultades a las que se enfrentan, identificando los obstáculos que puede interferir en el crecimiento profesional. Por tanto mediante estos procesos  entre el educador social como asesor y el resto del equipo, se buscará la colaboración con la finalidad de dar solución al problema y de prevenir otros que se puedan producir en el centro.

Se plante el modelo colaborador, por varias razones. En primer lugar porque el Educador por sí solo no puede solucionar el problema, no puede ser experto en todas las especialidades. En segundo lugar porque es importancia contar con otros profesionales con un alto nivel de cualificación y experiencias (Psicólogo, Pedagogo, Educadores) en el marco de una  relación de simetría. Los educadores son especialistas, tiene mucha experiencia práctica y conocen en profundidad a los menores, por tanto la colaboración irá dirigida  a mejorar sus capacidades, apoyarlos, consensuar e intercambiar opiniones de cómo se pueden afrontar los conflictos y que técnicas puede ser mejor para negociar con los menores y demás compañeros. El modelo de asesoramiento se plantea como un servicio indirecto, donde el educador social colabora con los educadores y estos son los responsables de llevarlo a cabo con los menores.

La participación y colaboración implica:
  • Realizar un diagnóstico del problema.
  • Hacer un análisis e interpretar los resultados.
  • Formular objetivos en colaboración con el resto de compañeros.
  • Comunicarse eficazmente.
  • Ayudar a los educadores para un cambio de conductas.
  • Ayudar a los educadores a aprender a aprender.
  • Mantener y reforzar la energía de las personas.
  • Tratar con el conflicto o problema.

3.3. ¿Cómo actuaría ante la conducta del menor y la conducta del educador?
Como se ha comentado anteriormente los menores presentan un fuerte carácter y entereza, pero son débiles  emocionalmente. Provienen de unos bagajes de exclusión escolar y social, con falta de madurez y experiencia educativas desafortunadas. Por tanto se trata de actuar primero identificando al menor con ayuda del psicólogo y su tutor y de los informes individualizados,  en el conocimiento y análisis de sus conductas y actuar eligiendo técnicas y estrategias de intervención adecuadas.

Identificar supone un análisis de sus diferentes componentes, individuales en relación a su autoestima y motivación, sociales en relación a las actividades en grupo, colaboración, relaciones que mantiene con otros menores y educadores. Se trata de conocer las causas de la conducta inapropiada, que puede obedecer a causas multifactoriales.

La revisión y análisis de la información nos aportará datos relevantes que ayudaran a comprender y diseñar la estrategia más adecuada. Con estos datos se desarrollara una estrategia basada en la empatía, poniéndonos en su lugar para comprender su situación, ya que su comportamiento puede deberse a una situación puntual, Se utilizarán y aplicarán técnicas conductuales como el reforzamiento positivo, por ejemplo cuando mantengamos una conversación con él, habrá que elogiar sus actitudes hacia el trabajo, la colaboración con sus compañeros y  demás educadores, proporcionarle argumentos de la importancia del proceso de reinserción sociolaboral.

Como se señala en la propia página web de la entidad que gestiona el centro (GINSO), el centro dispone de un programa funcional  y reglamento de derechos y deberes. El programa educativo del centro se inspira en la técnica psicológica de economía de fichas, reforzando conductas adaptativas y desincentivando respuestas violentas o socialmente rechazables, todo ello orientado al logro de los objetivos de reinserción específicamente para cada menor en su programa de cumplimiento de la medida. Con el programa se persigue el reforzar constantemente la conducta, la progresión en sus actividades, tanto en el interior del Centro, como en las actividades realizadas en el exterior del mismo. 

El programa de tratamiento de clasificación interior se basa en un sistema de créditos positivos/negativos, de los que el menor puede ir obteniendo créditos positivos tras la realización de conductas positivas, tareas y/o actividades voluntarias y de colaboración, cumplimiento de ciertas normas de conducta que supongan el buen devenir durante su convivencia en el centro o durante la realización de talleres ocupacionales, actividades deportivas, de tratamiento, formativas, casa de oficios, escuelas-taller o inserción laboral. Al igual que la buena conducta y actitud favorable, madura y responsable es premiada y valorada con determinadas recompensas y reforzadores positivos, consecuentemente la demostración de actitudes negativas, distorsionadoras de la convivencia modular o laboral, la incursión en conductas prohibidas y/o contrarias a la norma, conllevará la aplicación de créditos negativos. Esta aplicación de créditos negativos en el hecho de tomar medidas más drásticas, sería la última opción en caso de que su actitud persista, ya que con los reforzamientos positivos se obtienen mejores resultados y los negativos pueden agravar incluso más la situación.

Con respecto al educador y desde el modelo de colaboración, trataría de llevar a cabo una entrevista con él, para conocer los posibles problemas que también en muchos casos son puntuales, pero como profesional no se pueden permitir. Será una conversación de relación de trabajo, cordial y colaborativa, en ningún caso como educador social se debe de estar por encima de él, trataría de averiguar sus posibles problemas, su falta de habilidades sociales en el control de los impulsos y autorregulación, en su posible falta de formación, en una relación de simetría y colaborativa, donde se intercambia opiniones y soluciones en relación a su actividad para tratar de prevenir posibles problemas y conflictos que en el día a día de su trabajo puedan surgir. Por tanto se trata de que el educador conozca y aplique técnicas relacionadas con habilidades personales (autoconocimiento, autorregulación, autocontrol, motivación) y habilidades sociales como es el caso de la empatía, comunicación, gestionar los conflictos, entre otros.

En cuanto a su carencia de información en lo relativo a los procedimientos y normas de convivencia del centro, se trabajaría en profundizar en algunos aspectos del Proyecto Educativo de Centro. (PEC) que es el documento que explicita los principios que dan sentido a todo su funcionamiento y que dirige la actividad global del mismo.

3.4. ¿Qué elementos  y competencias debe tener presentes el educador social en las reuniones de trabajo con los educadores?
 
Una reunión es considerada como un procedimiento esencial que ofrece la posibilidad de intercambiar ideas, pensamientos, sentimientos y tratar de dar respuesta a problemas que puedan surgir. La reunión de trabajo se enfoca igualmente que al educador a proporcionar apoyo a los educadores en habilidades personales y sociales.
Los elementos importantes en la reunión parten en primera instancia de una fase de preparación planificada previamente destacando los siguientes:
  • Elaborar un informe con los temas que se van a debatir, e incluir en él la información relevante que se considere oportuna, entregándosela a los asistentes.
  • Tiempo o duración de la reunión. Atendiendo a criterios como el número de asistentes, ya que cuanto mayor sea este, la duración puede ser mayor por las interacciones que se pueden producir.
  • Tema de la reunión. Deben de aparecer en el orden del día y dentro de la notificación señalando el día, lugar y puntos a debatir que será notificado con bastante margen de tiempo para que los asistentes puedan participar y en su caso prepararse si es necesario la información que consideren oportuna.
  • Disposición de  recursos. Comprobar previamente el sitio y disponibilidad donde se va a realizar la reunión, comprobar que se dispone de los medios que hemos previsto utilizar, como es el caso de un ordenador, proyector (asegurándose que funcionan correctamente), pizarra, mesa, sillas suficientes en relación a las personas que van a asistir a la reunión.
  • Disponer de los materiales necesarios para la reunión. Bolígrafos, lápices, folios, grapadora, rotuladores para la pizarra.

Las competencias del educador social para liderar una reunión de trabajo serían:
Capacidad para dirigir y liderar grupos: Saber coordinar una reunión, clarificar los puntos del orden del día, precisar la finalidad de la reunión, buscar un ambiente o tono cordial, un clima de confianza y estimular el interés de las personas asistentes, aceptando sugerencias.

Capacidad para evaluar, asesorar, coordinar, gestionar y dirigir, de manera autónoma, grupos, equipos multiprofesionales y reuniones de trabajo.

Capacidad para comunicar:
Comunicación verbal dirigirse a todos, usar términos al alcance de todos, hablar claro y con voz modulada, énfasis en los puntos importantes, resumir con precisión las ideas del grupo, escucha activa, utilización del feedback.
Comunicación no verbal por medio de la aproximación, gestos faciales y mirada dirigida a todos los asistentes.

Capacidad de trabajo en equipo: Interdisciplinar, coordinado, formación permanente, actualización formativa, tomar decisiones, respetar y asumir las de otros.

Capacidad para tomar decisiones y resolver problemas complejos: Diseñar, dirigir, gestionar, evaluar la intervención social dentro de los entornos donde tenga competencias.

Capacidad para negociar: Conocer y aplicar técnicas de mediación para la resolución de conflictos entre los menores y los educadores.

Capacidad para interactuar: Promover cambios, apoyar el desarrollo de vínculos en los individuos, grupos y organización del centro, cooperar y colaborar en las normas de convivencia del centro.

Capacidad para manejar y aplicar Tecnologías de la Información y la Comunicación: Identificar y localizar fuentes de información, evaluar la calidad de la información, organizar la información, usar la información de forma efectiva, utilización de programas ofimáticos, gestión del correo electrónico, redes sociales.

3.5. ¿Qué medios, técnicas y recursos utilizaría para el caso?

Como técnicas utilizaría la entrevista semiestructurada, será útil como medio para recabar información tanto con los menores como con los educadores. La entrevista semiestructurada ofrece la posibilidad de mantener una conversación mediada por un guión de  preguntas a  tratar, con la posibilidad de poder cambiarlas, reordenar o reformular. El objetivo es la obtener información en las palabras y enfoques de los menores y los educadores.

La observación participante: Se trata de obtener mayor información a través de la observación en las actividades del centro, como actúan los educadores y los menores, observar las expresiones no verbales de sentimientos, comprender cómo se comunican entre ellos, observar situaciones que los menores y educadores han descrito en la entrevistas. De esta manera se puede colaborar en trasladar a los educadores nuestra percepción para mejorar su trabajo con los menores.
Informes de análisis: Servirá para extraer información individualizada relevante de los profesionales que interviene con los menores (tutores, educadores, psicólogos, trabajadores sociales). De este modo se conocerá mejor las actitudes, comportamientos y entorno social de los mismos, nos permita tener una información más ajustada del seguimiento de la medida y la intervención educativa realizada.

En cuanto a recursos materiales se debe de prever, entre otros una zona (despacho) aislada de personal para poder llevar a cabo las entrevistas. Una sala de reuniones con todo el equipamiento y materiales, como por ejemplo: disponer de un ordenador, proyector, sillas, mesas, materiales y programas de ofimática y acceso a internet.

4. RECURSOS.

ÁLVAREZ GONZÁLEZ, B. y FERNÁNDEZ SUÁREZ, A.P. (2012): Orientación comunitaria. Madrid, UNED.

ANGROSINO, M. (2012). Etnografía y observación participante en investigación cualitativa. Ediciones Morata.

CALLEJO GALLEGO, J. (2002). Observación, entrevista y grupo de discusión: el silencio de tres prácticas de investigación. Revista española de salud pública, 76(5), 409-422.

ESPAÑA, E. G., PÉREZ, O. G., JIMÉNEZ, M. J. B., & JIMÉNEZ, F. P. (2011). Menores reincidentes y no reincidentes en el sistema de justicia juvenil andaluz. Alternativas: cuadernos de trabajo social, (18), 35-56.

GARCÍA, H. D. (2010). La Protección de menores en conflicto social, con conductas disruptivas, inadaptadas o antisociales. (Análisis de la atención a la peligrosidad social en las leyes autonómicas de protección de menores. Derecho Privado y Constitución, (24), 197-289.

GARCÍA TENORIO, P., MUDARRA Mª J., (2010). Diagnóstico en educación social. Madrid, España: Sanz y Torres.

CARRERAS, J. S. (2009). El enfoque por competencias en la formación de los educadores sociales: una mirada a su caja de herramientas. Pedagogía social. Revista interuniversitaria, (16), 9-20.

GRAÑA GÓMEZ J.L. y RODRÍGUEZ BIEZMA M.J. (2010) Programa central de tratamiento educativo y terapéutico para menores infractores. Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor. Facultad de Psicología, Universidad Complutense de Madrid.

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MARTÍN-CUADRADO, A.,  GALLEGO-GIL, D.J. y ALONSO C.M. (2012). El Educador Social en Acción: De la Teoría a la Praxis. Madrid, España: Ramón Areces.

MIGUEL, E. S., y PÉREZ, J. R. G. (2005). Sobre la noción de asesoramiento colaborativo: lo que se dice y lo que se hace. In La práctica del asesoramiento educativo a examen (pp. 29-54).

SENRA VARELA, M., (2012). La formación práctica en intervención socioeducativa. Madrid, España: Sanz y Torres.

VÉLAZ DE MEDRANO, C., ALONSO, C., DÍAZ, M. y FERRANDIS, A. (2009): Educación y protección de menores en riesgo. Un enfoque comunitario. Madrid: GRAO. Colección Crítica y Fundamentos.

VÉLAZ DE MEDRANO, C., (2002). Intervención educativa y orientadora para la inclusión social de menores en riesgo. Factores escolares y socioculturales. Madrid, España: UNED.

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